¿Cómo vivir sin caries?
Cada vez que un odontólogo hace un breve examen a un niño, se da cuenta por qué las caries siguen apareciendo en las bocas de los más pequeños.
«Todos tenemos bacterias en la boca, pero cuando estas se mezclan con restos de comida, se convierten en un ácido que comienza a corroer el esmalte de los dientes. Asà comienza la caries».
Además de dolorosa, la caries es contagiosa. Pasa de un diente a otro, y a veces está oculta en rincones que no podemos ver. Por eso, si un adulto comparte comida o cucharas con un niño, es posible que le traspase bacterias y caries, sin darse cuenta.
¿Vivir sin caries? Si es posible
Muchas personas consideran normal que sus hijos tengan una o dos caries, pero lo correcto es esperar que nunca las tengan. Por eso hay que llevar al niño al dentista antes de que le salgan caries, y para que nunca tenga una sola.
Los doctores aseguran que lo mejor es llevarlos desde que cumplen un año, aunque casi no tengan dientes, porque esas primeras visitas sirven para enseñarles a los niños y los papás a limpiarse la boca y los dientes aunque sea con un pañito. Los niños menores de tres años no pueden usar crema dental ni enjuagues porque se los tragan.
Algunos papás no llevan a sus hijos pequeños al dentista porque creen que los dientes de leche «de por sû se les van a caer, no obstante, aunque se caigan, estos dientes de leche son la base de la salud de los niños más pequeños.
«Los dientes de leche sirven para masticar correctamente, cumplen su función estética también, y lo más importante, sirven para ir guardándole campo a los dientes permanentes, de ahà que mantenerlos sanos es vital para que la dentadura definitiva venga sana también».
Cepillado correcto
A través de un simple examen, el dentista se da cuenta de cómo anda la higiene bucal. Pintan los dientes con un colorante rosado, y las zonas que quedan manchadas son las zonas donde el cepillado no ha sido eficaz para eliminar la placa.
Los niños más grandes pueden aprender con su dentista la técnica correcta de cepillado, además, el uso del hilo dental. Los niños menores de 8 años no pueden hacerlo solos, y necesitan siempre que un adulto les lave los dientes.
Para cada boca hay un cepillo: el de cerdas extra suaves es para niños de 3 a 8 años.
Los que son para niños de 8 a 12 años, tienen el tamaño del mango y la cabeza más grandes. Los de cerdas entrecruzadas y de mejor agarre sirven para adolescentes.
Y el novedoso cepillo eléctrico lo puede usar cualquier persona, en especial quienes no tienen buenas técnicas de cepillado y no eliminan la placa del todo.
La relación entre el niño, su cepillo de dientes y su dentista, es vital para una salud bucodental que lo acompañe toda la vida.
Si los hábitos no andan bien en casa, todavÃa está a tiempo.
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